martes, 1 de junio de 2010

WILLIAM BLAKE: El Matrimonio del cielo y el Infierno

William Blake
El Matrimonio del cielo y el Infierno
(1790)

Argumento

Rintrah ruge y sacude sus fuegos en el aire opresor.
Nubes hambrientas oscilan sobre el abismo.

Ayer sumiso, en el sendero peligroso
El hombre justo siguió su camino a través
Del valle del a muerte.

Donde crecía la espina han plantado las rosas,
Sobre la tierra estéril
Canta la abeja.

Entonces, el sendero peligroso fue plantado de árboles
Y un río y una fuente
Brotaron en cada roca y tumba;
Y sobre los huesos blanqueados
Brotó la roja arcilla.

Hasta que el ruin dejó los fáciles senderos
Para seguir los senderos peligrosos y conducir
Al hombre justo a la regiones áridas.

Ahora, la serpiente hipócrita camina
En dulce humildad
Y el justo se enfurece en los desiertos
Donde vagan los leones.

Rintrah ruge y sacude sus fuegos en el aire opresor.
Nubes hambrientas oscilan sobre el abismo.

Puesto que ha empezado un nuevo cielo y transcurrido treinta y tres años desde su advenimiento, el Eterno Infierno se reanima. Y he aquí que Swedenborg es el ángel de pie sobre la tumba; sus escritos, los lienzos plegados.
Ahora sobreviene el dominio de Edom y el retorno de Adán al paraíso.- Ved Isaías, XXXIV y XXXV.
Sin contrarios no hay progreso. Atracción y repulsión, razón y energía, amor y odio son necesarios a la existencia humana.
Brota de esos contrarios lo que las religiones llaman el Bien y el Mal. El Bien es el elemento pasivo sumiso a la razón. El Mal es el activo que brota de la energía.
Bien es Cielo, Mal es Infierno.


La voz del Diablo

Todas las Biblias o códigos sagrados han sido la causa de los errores siguientes:
1.- Que el hombre posee dos principios reales de existencia: un cuerpo y un alma.
2.-Que la energía, llamada Mal, no procede sino del cuerpo; y que la razón, llamada Bien, no procede sino del alma.
3.-Que Dios atormentará al hombre durante la Eternidad por haber seguido sus energías.
Pero los siguientes contrarios son verdaderos:
1.- El hombre no tiene un cuerpo distinto de su alma. Aquello que llamamos cuerpo es una porción de alma percibida por los cinco sentidos, pasajes principales del alma en esta edad.
2.- L a Energía es la única vida, y procede del cuerpo; y la Razón es el límite o circunferencia de la energía.
3.- Energía, delicia eterna.

Quienes reprimen su deseo son aquellos cuyo deseo es bastante débil para poder ser reprimido. De este modo, el elemento restrictor o Razón usurpa el lugar del deseo y gobierna al abúlico.
Y una vez reprimido, se vuelve gradualmente pasivo hasta no ser sino la sombra del deseo.
La historia de esto se halla escrita en el Paraíso Perdido, y el Dominador o Razón se llama Mesías.
Y al primitivo Arcángel, capitán de la armada celeste, se le llama Demonio o Satán, y sus hijos son llamados Pecado y Muerte.
Mas el libro de Job, el Mesías de Milton se llama Satán.
Porque esta historia ha sido adoptada por ambos partidos.
A la Razón le parece que el Deseo ha sido expulsado, pero el Demonio calcula que el Mesía cayó y construyó un cielo con lo que robó al Abismo.
Así está revelado en el Evangelio donde vemos rogar al Padre que le envíe el Consolador o Deseo, a fin de que la Razón tenga ideas para con ellas construir. El Jehová de la Biblia no es sino aquel que vive entre llamas.
Sabe que, después de su muerte, Cristo se convirtió en Jehová.
Pero en Milton el Padre es Destino, el Hijo es la Razón de los cinco sentidos, y el Espiritu Santo es la Nada.

Nota: Milton escribió prisionero cuando habló de los Ángeles y de Dios , y en libertad cuando habló del Infierno y los Demonios porque fue un verdadero poeta y, sin saberlo, del partido de los Demonios.

Visión memorable

Mientras paseaba entre las llamas del Infierno, deleitado con los goces del genio que a los ángeles parece tormento y locura, recogía algunos de sus proverbios pensando que, así como los dichos de un pueblo llevan el sello de su carácter, los proverbios del Infierno muestran la naturaleza de la Sabiduría Infernal mejor que ninguna descripción de edificios o vestiduras.
Cuando volví a mi casa, sobre el abismo de los cinco sentidos, allá donde una doble llanura se desploma sobre el presente mundo, vi un poderoso demonio envuelto en nubes negras, aleteando en las paredes de las rocas; con llamas corrosivas escribió la sentencia siguiente, comprendida por el cerebro de los hombres y leída por ellos en la tierra:

¿No comprendes que cada pájaro que hiende el camino del aire es un mundo inmenso cerrado por tus cinco sentidos?

Proverbios del Infierno.

En tiempo de siembra, aprende; en tiempo de cosecha, enseña; en invierno, goza.

Conduce tu carro y tu arado sobre los huesos de los muertos.

El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría.

La Prudencia es una vieja solterona rica y fea cortejada por la Incapacidad.

Aquel que desea pero no obra, engendra peste.

El gusano perdona al arado que lo corta.

Sumerge en el río a aquel que ama el agua.

El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio.

Jamás se convertirá en estrella aquel cuyo rostro no irradie luz.

La Eternidad está enamorada de las obras del tiempo.

La abeja laboriosa no tiene tiempo para la tristeza.

El reloj cuenta las horas de la necesidad, pero ningún reloj puede contar las horas de la sabiduría.

Los únicos alimentos sanos son aquellos que no coge la red ni el cepo.
Usa número, pesa y medida en un año de escasez.

Ningún pájaro se eleva demasiado alto, si vuela con sus propias alas.

Un cuerpo muerto no venga las injurias.

El acto más sublime consiste en colocar otro delante de ti.

Si el necio persistiera en su necedad se volvería sabio.

Villanía, máscara de la astucia.

Pudor, máscara del orgullo.

Las prisiones están construidas con las piedras de la Ley, los burdeles con piedras de la Religión.

El orgullo del pavo real es la gloria de Dios.

Lubricidad del chivo, generosidad de Dios.

La cólera del león es la sabiduría de Dios.

La desnudez de la mujer es la obra de Dios.

Exceso de pena, ríe. Exceso de alegría, llora.

El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la cólera del mar tempestuoso y la espada destructora son porciones de eternidad demasiado grandes para el ojo del hombre.

La zorra cautiva no acusa sino el cepo.

La alegría, fecunda; el dolor da a luz.

Dejad que el hombre vista la piel del león y la mujer el vellón de la oveja.

El pájaro, un nido; la araña, una tela; el hombre, la amistad.

El necio egoísta y sonriente, y el necio triste y ceñudo serán tenidos por sabios y servirán de norma.

Evidencia de hoy, imaginación de ayer.

La rata, el ratón, la zorra y el conejo cuidan de las raíces; el león, el tigre, el caballo, el elefante, de los frutos.

La cisterna contiene; la fuente rebosa.

Un pensamiento llena la inmensidad.

Está pronto a decir siempre tu opinión, y el ruín te evitará.

Todo lo creíble es una imagen de la verdad.

Nunca perdió más tiempo el águila que cuando escuchó las lecciones del cuervo.

La zorra se provee; pero Dios provee al león.

Piensa por la mañana, obra al mediodía, come por la tarde y duerme por la noche.

Aquel que ha permitido que abuses de él, te conoce.

Como el arado obedece las palabras, Dios recompensa las plegarias.

Los tigres de la cólera son más sabios que los caballos del saber.

Del agua estancada espera veneno.

Nunca sabrás lo que es suficiente a condición de que sepas lo que es más que suficiente.

Escucha el reproche de los necios: es un título real.

Los ojos del fuego, la nariz de aire, la boca de agua, la barba de tierra.

El débil en valor es fuerte en astucia.

Nunca pregunta el manzano al haya cómo crecer, ni el león al caballo cómo coger su presa.

El que agradece lo que recibe, da a luz una abundante cosecha.

Si otros no hubiesen sido necios, nosotros lo seríamos.

El alma llena de dulce placer no puede ser manchada.

En un águila miras una porción de genio. ¡Alza la cabeza!

Así como la oruga elige las hojas más hermosas para poner sus huevos, el sacerdote deposita su maldición sobre los mejores goces.

Crear una sola flor es trabajo de siglos.

La maldición fortifica; la bendición relaja.

El mejor vino es el más viejo, la mejor agua es la más nueva.

Las plegarias no aran; las alabanzas no maduran.

Las alegrías no ríen. Las tristezas no lloran.

La cabeza, lo Sublime; el corazón, el Phatos; los órganos genitales, la Belleza; los pies y manos, la Proporción.

Como el aire al pájaro o el agua al pez, así el desprecio al despreciable.

La coneja quisiera que todo fuese negro, y el búho que todo fuese blanco.

Exuberancia es Belleza.

El león sería astuto si tomara consejo de la zorra.

El progreso traza los caminos derechos; pero los caminos tortuosos, sin progresos, son los caminos del genio.

Antes asesina a un niño en su cuna que nutras deseos que no ejecutes.

El hombre ausente, la naturaleza estéril.

Nunca puede ser dicha la verdad de manera que pueda ser comprendida sin ser creída.

¡Bastante! o, más aún, demasiado.


Los poetas de la antigüedad animaron los objetos sensibles con dioses y genios, nombrándolos y dotándolos con las propiedades de los bosques, ríos, montañas, lagos, ciudades, naciones y todo lo que sus enormes numerosos sentidos podían percibir.
Estudiaban particularmente el genio de cada ciudad y país colocándolo bajo la tutela de una deidad espiritual.
Bien pronto, para ventaja de algunos y esclavitud de muchos, se formó un sistema intentando dar realidad a las deidades espirituales o abstraerlas de su objeto. Así dio principio el sacerdocio, instituyendo ritos según los relatos poéticos.
Y, al fin, declararon que los dioses lo habían querido de este modo.
Así olvidaron los hombres que todas las deidades residen en el corazón.


Visión memorable

Los profetas Isaías y Ezequiel comían conmigo. Yo les pregunté cómo se atrevían a afirmar tan libremente que Dios hablaba con ellos. ¿No Habían pensado que, al afirmarlo, corrían el riesgo de ser incomprendidos y de prestar apoyo a la impostura?
Isaías respondió: “No he visto no oído Dios alguno por medio de una percepción orgánica limitada, pero mis sentidos descubrían el infinito en cada cosa, y, desde entonces, estoy convenc ido y persuadido de que la voz de la indignación sincera es la voz de Dios. No pensé en las consecuencias y escribí.”
Entonces pregunté:”Para Que una cosa exista, ¿basta la firme convicción?.”
Respondió: “Todos los poetas lo creen. Y, en una época imaginativa, esta convicción mueve montañas; mas pocos son capaces de una convicción firme de algo.”
Ezequiel dijo: “La filosofía de Oriente enseña los principios iniciales de la percepción humana; unas naciones tienen origen en un principio; otras , en otro. Los de Israel enseñamos que el genio poético- como lo llamáis- es el principio inicial, y derivados todos los demás; de aquí nuestro desprecio a los sacerdotes y filósofos de otros países. Por ello profetizamos que todos los dioses tributarios del genio poético, encontrarían en nosotros su origen, como ha sido probado. Esto fue lo que nuestro poeta el rey David deseaba con tanto fervor e invocaba de manera patética diciendo que a ello debía la conquista de sus enemigos y el gobierno de sus reinos. Nosotros amamos a nuestro Dios hasta el punto de maldecir, en su nombre, a las deidades de las naciones que nos circundan y que declaramos rebeldes. Por esto, el espíritu vulgar piensa que todas las naciones serán, al fin, sometidas a los judíos”.
Y añadió: “ Esto, como todas las convicciones firmes, está llamado a realizarse, ya que todas las naciones reconocen el código judío y veneran al Dios de los judíos; ¿cabe mayor servidumbre?”
Yo escuché todo esto son estupor y hube de confesar mi convicción.
Después de comer, pedía a Isaías que favoreciera al mundo revelando sus obras perdidas. Me dijo que ningún libro suyo de valor se había perdido. Y Ezequiel dijo otro tanto de los suyos.
También pregunté a Isaías qué le impulsó a vagar desnudo de pies y cuerpo durante tres años. Respondió:” Lo mismo que impulsó a nuestro amigo Diógenes el Griego.”
Y pregunté a Ezequiel por qué comió excremento y permaneció tanto tiempo yaciendo sobre su costado derecho o izquierdo. Respondió: “El deseo de elevar a los demás hasta la percepción del infinito.”
Las tribus de América del Norte tienen prácticas semejantes. ¿Es honrado aquel que resiste a su genio o a su conciencia sólo por el bienestar y satisfacción temporal?
La antigua tradición, según la cual el mundo sería consumido por el fuego al cabo de sería mil años, es verdadera, lo supe en el Infierno.
Porque el ángel con su espada de fuego recibirá orden de abandonar su guarida cerca del Árbol de la Vida y, en cuanto lo haga, la creación entera será consumida y todo aquello a ahora nos parece finito y corrompido aparecerá infinito y puro.
Esto sucederá mediante una superación del goce sensual.
Ante todo, la noción de que el hombre tiene un cuerpo distinto de su alma, será abolida; esto lo haré imprimiendo según el método infernal de corrosivos que en el Infierno son saludables y medicinales, haciendo desaparecer las superficies aparentes y descubriendo el infinito que tenían oculto.
Si las ventanas de la percepción estuviesen limpias, cada cosa aparecería al hombre como es, infinita.
Pero el hombre se ha recluido hasta no ver las cosas sino a través de las aberturas de su caverna.


Visión memorable

Me hallaba en una imprenta, en el Infierno, y vi el método por el cual se trasmite el conocimiento de generación en generación.
En la primera cámara había un Dragón-hombre, barriendo los despojos a la boca de una caverna; en el interior, multitud de dragones ahondaban la caverna.
En la segunda cámara había una serpiente enredada en torno a la roca y la caverna, y otras adornándola con plata, oro y piedras preciosas.
En la tercera cámara, un águila de alas y plumas de aire; y el águila hacía el interior de la caverna infinito; y a mi alrededor, un gran número de hombres águilas edificaban palacios sobre rocas enormes.
En la cuarta cámara, leones de ardientes llamas se paseaban furiosos y fundían metales en fluidos vivientes.
En la quinta cámara, formas sin nombre arrojaban al espacio los metales.
Estos metales eran recibidos por hombres en la sexta cámara y tomaban la forma de libros y eran colocados en bibliotecas.


Los gigantes que llevaron este mundo a su existencia sensible y parecen ahora vivir encadenados son, en verdad, los principios de su vida y las fuentes de su actividad. Pero las cadenas son la astucia de los espíritus débiles y sumisos que tienen poder para resistir la energía.
Lo dice el proverbio: el débil en valor es fuerte en astucia.
De este modo, el Prolífico es una porción del ser; otra, el Devorador. El Devorador cree tener encadenado al Prolífico; más no es así; sólo tiene porciones de existencia y se imagina tenerlo todo.
Mas el Prolífico dejaría de serlo si el Devorador, como un mar, no absorbiera el exceso de sus goces.
Algunos dirán: “¿No es Dios el único Prolífico?”
Yo digo: “Dios no existe ni obra sino en los seres existentes, en los hombres.”
Estas dos clases de hombres existen en la tierra y serán siempre enemigos; cualquiera que intente conciliarlos destruirá la existencia.
La religión es un esfuerzo por conciliarlos.

Nota: Jesucristo no quiso unirlos sino separarlos, como en la parábola de las ovejas y las cabras. Jesucristo dijo: ” No vine a traer la paz sino la espada.”
Mesías o Satán o Tentador, era considerado como uno de los antediluvianos, es decir, como una de nuestras energías.

Visión memorable

Un ángel vino a mí y dijo: “¡Oh, joven necio, digno de lástima! ¡Horrible, espantable estado el tuyo! Piensa en el calabozo abrasador que te preparas por toda la eternidad y a donde te lleva el camino que sigues.”
Yo dijo: “Tal vez podrías mostrarme mi lugar eterno. Juntos lo contemplaremos hasta ver qué sitio es más deseable: el tuyo o el mío.”
Entonces me llevo a través de un retablo, a través de una iglesia en cuyo extremo había un molino. Entramos en el molino y llegamos a una caverna. A tientas seguimos nuestro tedioso trayecto, bajo la tempestuosa caverna hasta llegar a un espacio vacío que apareció sobre nosotros como un cielo; agarrándonos a las raíces de los árboles logramos colgarnos dominando esta inmensidad.
Entonces dije: “Si quieres, nos abandonaremos a este vacío para ver si también en él está la Providencia. Si tú no quieres, yo sí quiero.”
Mas él respondió: “Joven presuntuoso, ¿no te basta contemplar tu lugar estando aquí? Cuando cese la oscuridad, aparecerá.”
Permanecí entonces, cerca del Ángel, sentado en los enlaces de las raíces de un roble, y el Ángel quedó suspendido en un hongo que colgaba su cabeza sobre el abismo.
Poco a poco, la profundidad infinita tornóse distinta, rojiza como el humo de una ciudad incendiada. Sobre nosotros, a una distancia inmensa, el sol negro y brillante. En torno al sol huellas de fuego; y sobre las huellas caminaban arañas enormes, arrastrándose hacia sus víctimas que volaban o, más bien, nadaban en la profundidad infinita, en forma de animales horribles, salidos de la corrupción; y el espacio estaba lleno y parecía por ellos formado. Son los demonios, llamados Potencias del aire.
Pregunté a mi compañero cuál era mi lugar eterno. Y dijo: “Entre las negras y las blancas.”
Pero en ese momento, entre las arañas negras y blancas una nube de fuego estalló rodando a través del abismo, ennegreciendo todo lo que encontraba bajo ella al punto que el abismo inferior quedó negro como un mar y se estremeció con un ruido espantoso.
Nada se podía ver debajo de nosotros, sino una negra tempestad hasta que, mirando hacia el Oriente, entre las nubes y las olas, vimos una cascada en medio de sangre y fuego y, distante de nosotros sólo unos tiros de piedra, apareció nuevamente el repliegue escamoso de una serpiente monstruosa. Por último, hacia el Oriente, cerca de tres grados distante, apareció, sobre las olas, una cresta inflamada; se elevó lentamente como una cima rocosa, y vimos dos globos de fuego carmesí, y el mar se escapaba de ellos en nubes de humo. Comprendimos que aquello era la cabeza de Leviathan: la frente surcada de estrías de color verde y púrpura como las de la frente del tigre; de pronto, vimos sus fauces, y sus branquias rojas colgaban sobre la espuma enfurecida tiñendo el negro abismo con rayos de sangre, avanzando hacia nosotros con la fuerza de una existencia espiritual. El Ángel mi amigo escaló su sitio en el molino. Quedó solo. La aparición dejó de serlo. Y me encontré sentado en una deliciosa terraza, al borde de un río, al claro de luna, oyendo cantar a un arpista que se acompañaba con su instrumento. Y el tema de su canción era: “El hombre que no cambia de opinión es como el agua estancada: engendra los reptiles del espíritu.”
En seguida, me puse en pie y partí en busca del molino donde encontré a mi Ángel que, sorprendido, me preguntó cómo había logrado escapar.
Respondí: “Todo lo que vimos juntos procedía de tu metafísica; después de tu fuga, me hallé en una terraza oyendo a un arpista, al claro de luna. Mas ahora que hemos visto mi lugar eterno, ¿puedo enseñarte el tuyo?”
Mi proposición le hizo reír; mas yo, de pronto, le estreché en mis brazos y volé a través de la noche de Occidente y, así, nos elevamos sobre la sombra de la tierra; con él, me lancé derecho al cuerpo del sol, allí me vestí de blanco y, tomando los libros de Swedenborg, abandoné esta región gloriosa y, dejando atrás los demás planetas, llegamos a Saturno. Allí me detuve a fin de reposar. En seguida, me lancé al vacio, entre Saturno y las estrellas fijas. Le dije: “He aquí tu lugar en este espacio, si así puede llamarse.”
Súbitamente, vimos el establo y la iglesia y lo llevé al altar y abría la Biblia, y he aquí un pozo profundo al que descendía llevando al Ángel delante de mí. De pronto, vimos siete casas de ladrillos y entramos en una. Había en ella un gran número de monos, cinocéfalos y todos los de su especie encadenados por la mitad del cuerpo, gesticulando y mordiéndose los unos a los otros, mas impedidos por lo corto de sus cadenas. Sin embargo, me pareció que algunas veces su número aumentaba, y que los fuertes devoraban a los débiles y que, gesticulando siempre, primero copulaban con ellos para devorarlos después, arrancando un miembro primero y después otro, hasta que no quedaba sino un miserable tronco que besaban haciendo muecas de ternura para devorarlo al fin. Y aquí y allá, vi a algunos saboreando la carne de su propia cola. El mal olor nos incomodaba horriblemente. Entramos al molino. Mi mano atrajo el esqueleto de un cuerpo que fue, en el molino, lo Analíticos de Aristóteles.
El Ángel me dijo: “Tu fantasía se ha impuesto a mí; esto, debería ruborizarte.”
Respondí: “Cada uno impone al otro su fantasía, y es tiempo perdido conversar contigo que no has producido sino Analíticos.”


Siempre me ha parecido que los Ángeles tienen la vanidad de hablar de sí mismos como si sólo ellos fueran sabios; lo hacen con una confianza insolente que nace del razonamiento sistemático.
Así Swedenborg se envanece de que cuanto escribe en nuevo, aunque sólo es un índice o un catálogo de libros publicados antes.
Un hombre lleva a un mono a una fiesta y porque era un poco más sabio que el mono se infló de vanidad y se consideró más sabio que siete hombres.
Así es el caso de Swedenborg que muestra la locura de las iglesias y quita la máscara a los hipócritas e imagina que todos los hombres son religiosos y que él es el único hombre en la tierra que rompió las mallas de la red.
Ahora, oíd el hecho tal como es: Swedenborg no ha escrito una sola verdad nueva.
Y, ahora, oíd la causa: conversaba con los ángeles que son, todos, religiosos, y no conversaba con los demonios que odian la religión, porque sus prejuicios lo hacían incapaz.
Así es que las obras de Swedenborg son una recapitulación de todas las opiniones superficiales, y un análisis de las más sublimes; nada más.
He aquí otro hecho: cualquier hombre de talento mecánico puede extraer de las obras de Paracelso o de Jacob Behmen diez mil volúmenes de igual valor que los de Swedenborg, y un número infinito de los libros de Dante o Shakespeare.
Pero, cuando lo haya hecho, que no pretenda saber más que su maestro porque sólo sostiene una bujía en pleno sol.


Visión memorable

Un día, en una llama de fuego vi aparecer un demonio ante un Ángel sentado en una nube.
El demonio dijo estas palabras:
“El culto de Dios consiste en honrar sus dones en los hombres según su genio, dando a los más grandes más amor. Aquellos que calumnian a los grandes hombres odian a Dios, porque no hay otro Dios que ellos.”
Al oír esto, el Ángel se puso casi azul; más, conteniéndose, se puso amarillo y al fin blanco, rosado y, sonriendo, repuso:
“Idólatra, ¿Dios no es uno? ¿No está visible en Jesucristo? Y Jesucristo, ¿no ha autorizado la ley de los diez mandamientos? ¿No son los demás hombres, necios, pecadores, nada?”
El demonio respondió: “Tritura al necio en el molino con el trigo, luego no podrás separar del trigo su necedad. Si Jesucristo es el más grande de los hombres, tendrás que amarlo con el amor más grande. Ahora, de qué manera he autorizado la ley de los diez mandamientos: ¿no se burló del Sábado, del Sábado de Dios? ¿No dio muerte a aquellos que por él murieron? ¿No torció la ley para con la mujer adúltera? ¿No robó el trabajo de aquellos que lo mantenían? ¿No toleró el falso testimonio rehusando defenderse ante Pilatos? ¿No codició cuando pidió por sus discípulos y cuando les incitó a sacudir el polvo de sus pies contra los que rehusaran darles albergue?”
Yo te digo: ninguna virtud que no rompa estos diez mandamientos puede existir. Jesucristo era todo virtud y obraba por impulsos y no por reglas.
Cuando hubo hablado, miré al Ángel que alargó los brazos, abrazó la llama, fue consumido y apareció como Elías.

Nota: Este Ángel vuelto demonio, es mi amigo íntimo: juntos leemos la Biblia en su sentido infernal o diabólico que el mundo conocerá si se conduce bien. También tengo la Biblia del Infierno que el mundo tendrá quiéralo o no.

Una misma ley para el León y el Buey es Opresión.

Traducción de Xavier Villaurrutia.

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