lunes, 28 de junio de 2010

En San Francisco (Juglar de Dios)

jamás te recuerdo
porque nunca te olvido


Me acuerdo de esta calle.
No me acuerdo bien
pero aún me acuerdo
de como me besaste
con tus párpados
de como me ungiste
con tus tiernos dedos,
[sutil campo de rojas amapolas
orgía de caricias a destiempo;]
de la aspereza de tus lágrimas
de la tierna inocencia del deseo
carnal de dos cuerpos a la escucha
de una sinfonía del silencio
de un apagón de los pecados,
de una crucifixión del magisterio,
del aprendizaje de lo antiguo
del olvido magnánimo del tiempo.
Hoy no me quedan más que gotas gastadas
horadando en la piedra fría del silencio.
No me acuerdo de nuestra despedida.
La recuerdo muy bien.
Y no me acuerdo.