[...] y adviertas
que tal vez los ojos nuestros
se engañan y representan
tan diferentes objetos
de lo que miran, que dejan
burlada el alma. ¿Qué mas
razón, mas verdad, mas prueba,
que el cielo azul que miramos?
¿Habrá alguno que no crea
vulgarmente que es zafiro,
que hermosos rayos ostenta?
Pues no es cielo ni es azul.
(Calderón de la Barca, Saber del mal y del bien, acto 3º escena 6ª).
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