lunes, 7 de junio de 2010

A OMAR JAYÁN, CON RESPETO

Amo al vino porque no me juzga
yo soy el que elige, yo juzfgo al vino
pero al juzgar al vino
yo mismo me convierto en juez
y en parte
en juzgado.

amo al vino porque nunca le duele la cabeza
al que le duele la cabeza, si aacaso, es a mi
porque no me cuenta sus innumerables historias de añadas anteriores mediocres
o, por despecho, que tuvo mejores bebedores que yo

amo al vino porque yo le pongo las normas
yo le marco la temperatura
aunque no sea la recomendadda
yo descorcho la botella
aunque sea la de un amigo
sin remordimientos
sin malos entendidos
sin reproches.

pero tiene un grave defecto
aparte de no abrazarte por las noches
no conviene mezclar tinto y blanco
y el rosado, al contrario que las mulatas
suele ser de una mediocridad insultante.

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